sábado, 5 de marzo de 2011


Los avances en tecnología, que se expresan socialmente como “nuevos”, tienen su historia y no
aparecen repentinamente; pasaron por el campo de las competencias más elementales y por la maduración
cultural y cognitiva.
Algunos autores como Bell o Bangemann, hace más de veinte años anunciaban el advenimiento de
la sociedad de la información como un conjunto de transformaciones económicas y sociales que cambiarían
la base material de la actual sociedad.
Las llamadas tecnologías de la información y comunicación (TIC) se caracterizan por la extrema
rapidez de su evolución y por su potente impacto transformador de la estructura social, pero han sido
posibles gracias a la capacidad humana de evocar, aprender y construir conocimiento.
Los medios de comunicación y las tecnologías de la información han desempeñado un papel
relevante en la historia humana. Como señalan Crowley y Heyer (1997), interesa averiguar cómo han
afectado las tecnologías de la información al ser humano y a la sociedad. Otros autores como De Corte
(1993), hacen referencia a algunas investigaciones que parecen corroborar que las expectativas iniciales con
respecto al impacto de corto plazo de las computadoras en educación eran demasiado altas. Junto a otros
autores por él citados mencionan, como una causa principal del fracaso relativo de la computación
educacional, que la computadora ha sido introducida, principalmente, como un agregado a un ambiente
existente e inalterado de la sala de clases. Esta estrategia de “agregación” se basa en el supuesto equivocado
de que el sólo hecho de introducir el nuevo medio bastará para producir los cambios esperados.
En otras palabras, se empieza por incorporar la tecnología sin reflexionar previamente y
críticamente sobre ella, y se esperan cambios “mágicos” por su sola presencia.
Paralelamente, se deben tener en cuenta los resultados de últimas investigaciones educativas que
pueden aportar elementos muy importantes, como por ejemplo, el papel protagónico del alumno en la
construcción del conocimiento, que ponen de manifiesto las corrientes constructivistas.

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